7 abril, 2022 a las 12:12 pm · Despacho C/ Cartagena - David Villa · Comentarios desactivados en Las familias.
Las familias.
Como seres sociales que somos, vivimos rodeados de diferentes sistemas que nos afectan de un modo u otro. El que más nos influye y en el que más podemos influir es el denominado microsistema, esto es, nuestra familia, amigos y seres queridos.
Cada familia es un mundo, dicen por ahí, y no andan desencaminados. Sin embargo, cada uno de estos mundos se estructura en base a unas reglas comunes que si somos capaces de aprender y gestionar de manera eficiente, pueden hacernos salir por la puerta de casa con una sensación de bienestar que ningún otro contexto puede.
Los seres humanos dependemos durante más tiempo que ningún otro mamífero de los adultos que nos crían antes de llegar a ser totalmente independientes. La capacidad de valernos por nosotros mismos varía según la familia en la que nos desarrollemos y de cómo esta nos atienda en relación a la sociedad y la cultura en la que nos ha tocado vivir. Está claro que en nuestros primeros años de vida necesitamos que nos satisfagan las necesidades básicas como son la comida, el sueño, el ejercicio o la educación. Pero hay una necesidad de la que se habla poco y resulta vital para el subsistir de cualquiera de nosotros. Llámenlo afecto, yo lo llamo amor.
Cuántas veces a lo largo de estos años habré escuchado decir a más de un padre o una madre. “En casa no podemos más pero bueno, como el crío es tan pequeño no se entera de nada”. No nos damos cuenta de que desde pequeños somos capaces de percibir el estado emocional de las personas que nos rodean, más aún de las que acaban siendo nuestras figuras de apego. Y el modo en que este apego llegue a nosotros afectará directamente a como manejamos nuestra relación con lo que el mundo nos ofrece.
Si la forma de transmitir este afecto es evitativo o despreocupado ya sea porque nuestros padres nos viven como una carga que mina su libertad, porque no son capaces de expresar sus emociones o porque rechazan el cariño que les pudiésemos brindar incluso con un simple abrazo, nuestro interés por las relaciones interpersonales irá decayendo dificultando sobremanera nuestro desarrollo social.
Asimismo, si crecemos en un entorno de constante ansiedad, dependiente, en el que nuestro rol pasa a ser de sostén de los miedos y tristezas de nuestros progenitores mientras que su confianza en nuestras capacidades se cuestiona cada dos por tres, nuestra angustia y preocupación puede hacernos cerrar las puertas al resto de relaciones sociales y por consiguiente a infinitud de posibilidades y experiencias.
Por el contrario, si este afecto es seguro, es decir, si nuestros padres mantienen una relación satisfactoria para ambos, no nos educan desde sus miedos sino que nos transmiten seguridad y capacidad para afrontar dificultades, nos ofrecen protección e independencia y no tienen unas expectativas rígidas, aprenderemos a relacionarnos con el mundo jugando libremente ya que nos sentiremos protegidos, manejaremos la frustración de una forma serena y nuestras relaciones con los iguales que nos vayamos encontrando podrán ser satisfactorias.
Sé que la vida ahí fuera no está nada fácil, pero también sé que si guardamos diez minutos para nosotros y reflexionamos acerca de como andan las cosas por casa, qué papel jugamos en esta familia en la que nos ha tocado crecer y para qué salimos todas las mañanas a buscarnos las habichuelas, encontraremos un buen motivo para levantarnos de la cama y dar los buenos días con una sonrisa.
David Villa Abril 2022.